Saturday, January 22, 2011

Amores Posibles

Curiosamente por estos días estoy de vuelta a clases. Volver a estudiar algo, lo que sea, tiene una cualidad rejuvenecedora y evolutiva. Pero no es sobre eso que quiero hablar. Lo traigo a colación porque precisamente el lunes pasado, saliendo de clases venía pensando en la historia que quería contar en mi primera película (debería explicar ahora que lo que estudio es dirección de cine en Nueva York, para que lo que sigue tenga sentido). La historia gira en torno a un hombre que no es capaz de expresarle a la mujer que ha catalogado como el amor de su vida lo que siente por ella, al punto de perder la última ocasión de hacerlo y verla poco a poco convertirse en uno de esos amores imposibles que vivimos para recordar el resto de nuestras vidas. Pensaba si esto sería interesante para alguien o si acaso podía, hoy en día, en un mundo globalizado, apenas suceder. Me parecía que sí, pues nunca he sido yo el más expresivo cuando de sentimientos se trata, pero igual, la autoduda que caracteriza casi todo mi proceso creativo emergió impertinente. Justo entonces, un taxi se detuvo ante mi insistente señal. El conductor, cosa exótica en esta ciudad, me dio las buenas noches en tono cortés. Estoy muy estresado, me dijo al rato, ¿No será usted doctor o algo?. Algo, sin duda, pensé, mas no doctor. Es que estoy sufriendo mucho, continuó. En mi mejor tono dalailama le expuse mi humilde opinión en cuanto al estrés: Si busca usted la causa de lo que le preocupa y ve que tiene una solución, pues acciones en ese sentido, si no la tiene, pues para qué preocuparse. El hombre agradeció mi comentario y acto seguido (obviamente le resultaba indispensable hablar con alguien y el estrés es una excusa tan válida como cualquiera para entablar una charla con un desconocido) me dijo que era de Bangladesh, que creció en una sociedad muy conservadora y que siempre tuvo un complejo de inferioridad. Era evidente su desesperación por desahogar sus fallas porque esto lo confesó de un trancazo, para luego anunciarme que fue cuando tenía trece años que comenzó su sufrimiento. Allí, en su pequeño pueblo, había una niña que el sólo verla hacía que su corazón se detuviera en el acto. Él quería decirle que soñaba con ella, que la espiaba todos los días, que verla era el motor de su existencia, pero nunca encontró la manera. Sus amigos le decían que no se preocupara, que la muchacha era pretenciosa y casi fea, pero poco importaba lo que el mundo pensara, especialmente cuando perdía la respiración al verla cruzar la carretera de tierra en compañía de una  de las cuatro vacas sagradas del pueblo. A los quince emigró a los Estados Unidos y cuatro años después regresó a Bangladesh de visita. Por esas cosas de la vida, la hermana de la muchacha se había hecho íntima de su hermana y una tarde, el objeto de su devoción visitó su casa. Su amor por ella seguía intacto. Un amor, confesaba, que nunca he vuelto a sentir, ni siquiera por mi esposa. Un día tuvo la oportunidad de acompañarla a su casa en bicicleta. Pedalearon un par de kilómetros y el corazón se le salía por la boca, Al llegar a esta curva se lo digo, Al pasar la bendita vaca tendida en la sombra se lo grito, Al cruzar esta esquina la detengo, la bajo de la herrumbrosa excusa de bicicleta y se lo revelo todo y la rapto y la llevo lejos y la hago mía. Pero llegaron a la puerta de la casa de la mujer sin que nada extraordinario ocurriera, ella entró por detrás despidiéndose con la mano como si nada, como si el mundo entero no se le estuviera derrumbando a él por dentro, y allí, suspendido en su silencio absoluto, fue la última vez que el hombre de Bangaldesh vio al amor de su vida.
Sin sospecharlo, él acababa de responderme la pregunta que no le había hecho.  Aún no sé si mi historia le interesará a alguien, de hecho no sé si llegará a una pantalla o si la película será buena, pero estas cosas pasan. Más aún, pasan todos los días, aquí y del otro lado del mundo hay cientos, miles, millones de amantes platónicos y secretos que nunca se confesarán su amor.
No se preocupe, le dije al fin ya pagando, No se estrese y mucho menos sufra usted por esto, lo consolé, Mírelo de este modo, si usted le hubiera declarado su amor y hubieran sido novios, amantes, esposos, casi con toda certeza ese amor con el que usted la recuerda no existiría, la rutina, el tiempo, la vida, de seguro lo hubieran transformado en otra cosa, probablemente bonita y buena, pero nunca como eso que describe. Si la recuerda así, si aún se emociona hasta las lágrimas por lo que siente por ella, es porque me habla usted de un amor imposible.

7 comments:

  1. pues nada aburrido ni ajeno el tema, cada ser humano ha dicho la dura frase "yo siempre tuve mi amor imposible" y aunque varien las situaciones es igual, es como vivir con un remordimiento y dolor cada vez que se recuerda mas lo que dices es cierto, las cosas para que tengan sentido tienen que estar rodeadas de cierto drama, yo tengo mi amor imposible simpre estuvimos increiblemente cerca y ninguno dijo nada... si!!!! ninguno! era mutuo mas no cierto , precisamente es hermoso porque no tiene problemas, cotidianidad, compartir, se vive en sueños, aunque se dan casos que se cumple el dicho "lo que es del cura va pa la iglesia" y a los años se juntan, es un caso super extremo. andrea parra

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  2. El tema no está para nada lejos de nuestra realidad como ser humano, amar y sufrir parece una condición patológica. Algo que también sería interesante reflejar es la cadena de amores platónicos e imposibles, de repente se tiene un amor de ésta naturaleza, a su vez nuestro amor tiene un amor imposible y nosotros somos sin saberlo el amor imposible de alguién más. Judith Hernández

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  3. simplemente mi amor imposible tu...pero si me gusto el tema todos sufrimos y no dejamos hacerlo tampoco asi es la vida señores vivir en drama al amor, trabajo,la vida todo ....besos mi luis!

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  4. QUE RICO ES LEER UNA Y OTRA VES LOS RELATOS DE MI LUIS, ME ENCANTA COMO LO DESCRIBES COMO TE EXPRESAS COMO TODO DE VERDAD FASCINADA CONTIGO YA LLEVO DÍAS SOÑANDOTE AUNQUE MI ESPOSO SE ARRECHA CUANDO TE NOMBRO SIMPLE POR QUE ME LA PASO PEGADA EN LA PC Y EN TU LIBRO SIEMPRE JEJE PERO COMO SE HACE TE LO REPITO MI AMOR IMPOSIBLE TU! MI NUMERO 0412 4597259

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  5. Hola!! una pregunta para ti que eres un hombre sincero (jeje). Hasta que punto una mujer puede hacerle invitaciones a un hombre que le encanta?
    Entiendase que este hombre no busca algo serio, pero el objetivo es que lo haga cambiar de idea y considere que esta mujer puede ser lo mejor que le haya pasado ; )
    A lo mejor ya has hablado de esto en algunos de tus escritos, pero no lo he leido aùn.
    Si quieres hacerme saber tu opinión puedes escribirme a mafer1803@hotmail.com
    Gracias!!

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  6. Pues yo he vivido aproximadamente 7 años sufriendo la tristeza de un amor imposible. El hombre en cuestión hace latir mi corazón como nadie y ni siquiera es un galan jeje pero cada vez q lo vuelvo a ver, de hecho desde antes de verlo ya mi corazón empieza a latir, tenemos amigos en común así q de vez en cuando me lo encuentro y surge la misma sensación de nerviosismo de noc q me hac odiar la idea de quererlo!!! Y jamás me atrevería a decirselo, a veces me imagino toda la situación buscando darme valor pero q va el susto a ser rechazada es más fuerte, así q prefiero disimular. Así q me encanta tu historia xq s como si estuviera contando la mía. Besosssss!

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  7. Las personas tenemos la mala costumbre de idealizar a aquella persona que dejamos ir por no decirle lo que sentimos, probablemente (como dices) si no la hubiesemos dejado "ir" veriamos en primera plana que no es tan perfecta como imaginamos...

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