En
los 70 cursé la primaria en un colegio de gran nivel académico. El señor y la
señora Dutton, ingleses de la vieja escuela, eran sus directores. Creo que fue
en primer grado cuando a mi amiga Carolina, por lo que supongo fue una nota
desafortunada en un examen rutinario, la sentaron en un taburete alto en la
clase de matemáticas y le pusieron un sombrero cónico con la palabra “Dunce”
(Burra). A los 7 años uno no tiene herramientas para refutar la sentencia de
una figura de autoridad como el “Sir” (así nos obligaban a llamar al señor
Dutton), pero un sombrero cónico con la palabra BURRA en la cabeza de mi amiga
Carolina, fuera la que fuera su nota en el examen de matemáticas, sabía yo, no
estaba bien. Con los años de observación entendí que la autoridad, cuando no
tiene la razón de su lado, recurre siempre a la violencia en sus infinitas
formas. Los Dutton practicaban sistemáticamente la humillación, la tortura
psicológica y las agresiones físicas para aterrorizarnos y con eso desintegrar
toda posibilidad de pensamiento crítico que pudiera poner en peligro el
sistema. Si no hacías la tarea, por ejemplo, debías formarte en fila frente al
resto de la clase y esperar que el “Sir” visitara el salón con el “Big Stick”
(un bastón de bambú que recuerdo más alto que yo). Los condenados debían
voluntariamente extender sus brazos y exponer sus nudillos al golpe seco del
Big Stick, cosa que siempre venía acompañada de uno que otro llanto, algo de
sangre y una frase aleccionadora que implicaba que “todo se hacía por tu bien”,
y todo esto frente al resto de la clase que recibía la “lección de vida”. Pero,
por favor, no son mis traumas infantiles los relevantes, que nunca he tenido yo
madera de víctima. Lo escalofriante hoy, en el siglo 21 y ya lejos de ese par
de monstruos, es darme cuenta de que no es mucho lo que han cambiado las cosas.
El “Sir” es ahora el comité del colegio que te mira con condescendencia porque
tu hijo “no se adapta”. La infernal señora Dutton es la psicóloga con cara de
buena persona y notable sobrepeso que actúa a la perfección su interés por el bienestar de tu hijo.
Y el Big Stick es una píldora de una potente droga psicotrópica altamente
adictiva que no le deja a tu hijo los nudillos en carne viva pero sí el cerebro.
Me
produce horror pensar que volver a mi hijo “promedio” es la meta de la escuela.
Es indignante ver que para la autoridad sigue siendo un objetivo primordial
“estandarizarnos”, etiquetarnos, diagnosticarnos, medicarnos, tenernos bajo
control. Y me disculpan que me ponga en primera persona pero aquí me siento un
adolescente más, y la buena psicóloga del colegio diría que tengo “problemas
con la autoridad”. Pues sí, los tengo. Tengo todas las etiquetas que quieran
ponerme, y como diría Morritz en la obra: “soy el defecto del mundo, soy tu
error...”. Prefiero mil veces eso que ser un individuo promedio. Eso es lo que
hay y es a lo que estoy entrenado a sobrevivir. De hecho, en plena crisis de la
edad madura, he decidido que mis amigos, e incluso mi familia, deben ser
exclusivamente eso: sobrevivientes, “dañados”, como diría Juliette Binoche en
la película “Damage” de Louis Malle, “Gente peligrosa, porque sabe que puede
sobrevivir”. No es lo mejor, pero es lo que hay, y no hay tiempo ni paciencia
ya para evasiones edulcoradas.
Lamento
profundamente que la pareja Dutton esté hoy bajo tierra. Me hubiera gustado que
vieran esta obra. Dedicárselas y mirarlos hoy a la cara y, ahora sí con
herramientas concretas y frente a todos ustedes, responsabilizarlos de sus
prácticas criminales. Supongo que queda el consuelo de pensar que si Dios
existe los tendrá en el lugar que merecen estar, lástima que sea yo un hombre
de poca fe.
No
digo que no haya buenos maestros, los hay y los he tenido, y son para mí
referente constante. Ahora bien, la autoridad y sus prácticas criminales, los
maestros de bajo coeficiente intelectual que intentan “estandarizar” a nuestros
hijos, los psicólogos que irresponsablemente los diagnostican con síndromes
inventados, los psiquiatras que los drogan con psicotrópicos peligrosos y la
industria farmacéutica que se lucra muy bien de todo lo anterior, tienen que
saber que a la corta o a la larga pero certeramente esos niños y adolescentes
van a regresar como hombres y mujeres capaces a pasarles una factura que no van
a tener como pagar.
Esto
es DESPERTAR DE PRIMAVERA, el musical.
http://www.ticketmundo.com/Evento/mimi-lazo-presenta.-despertar-de-primavera/2549