Friday, April 8, 2011

¡La vida es un Cabaret!



“¡Aquí la vida es divina, las chicas son divinas, hasta la orquesta es divina!”.

La moral es siempre un tema obligado a visitar cada vez que busquemos propiciar el debate constructivo que nos dé luces sobre el camino a recorrer para llegar a la felicidad.
El cúmulo de normas que nos permite vivir en comunidad y que llaman preceptos morales, son para algunos principios férreos e inviolables establecidos por la tradición. Para otros, sin embargo, son reglas individuales que mutan y evolucionan en la medida que el hombre y la sociedad así lo hacen.
Y he aquí que es inevitable preguntarnos de cuando en cuando qué es lo que es bueno y qué no, qué resulta moralmente aceptable y cuáles acciones se salen del reglamento.
Los tradicionalistas prefieren, desde luego, que no nos preguntemos nada, que sigamos las reglas al pie de la letra, al menos en público, y que si hemos de violarlas, como sucede con tanta frecuencia, lo hagamos con la discreción tradicional. Es decir que de acuerdo a esto, para ellos, lo más importante no es ser bueno, sino parecerlo.
Pero resulta evidente, si analizamos nuestro entorno, que los valores tradicionales, y me disculpan, habrán podido lograr muchas cosas pero nunca la felicidad. De allí que si uno se levanta un día con la osadía de revisar su vida y sus disfunciones clásicas y pretende enmendar el curso y apuntar a la felicidad real, tiene uno que obligatoriamente volverse a ojos de los tradicionales un inmoral, aunque sea momentáneamente.
La subversiva reflexión vino a mi mente mientras ensayaba el proyecto que estreno este mes, el musical “Cabaret”. En la obra, Adrián Delgado interpreta a un joven escritor que llega a Berlín en busca de una historia para su novela y, sobre todo, en busca del ejercicio pleno de su sexualidad. En el Cabaret, es abordado por personajes que cualquiera podría llamar transgresores e inmorales, por decir lo menos, y recibe la recomendación que dio pie a mi análisis: “Estás en el Cabaret, Cliff, aquí nadie va a juzgarte, relájate, aquí puedes ser tú”.
¿Qué harías distinto en tu vida si alguien se acerca a ti y te conmina con tal convicción a ser tú mism@? La invitación es sin duda perturbadora porque nos obliga a hacernos las preguntas tan temidas por los moralistas convencionales.
¿Quiénes somos realmente? ¿Qué queremos hacer y con quién?

“Money, money, money… El dinero hace girar al mundo”

Si esa misma mañana en la que despertamos con el arranque exótico del autoanálisis hiciéramos una lista, digamos, la lista de la felicidad, incluiríamos sin lugar a dudas la salud, el dinero y el amor. Más o menos en ese orden, porque hay que sincerarse, el dinero es un poco menos importante que la salud y un tanto más que el amor.
Supongamos que eres saludable, hay que enfocarse entonces en el delicado segundo punto de la lista.
Parece algo indecente, incluso de mal gusto eso de hablar de dinero. Así nos educaron. Pero cómo podemos tenerlo si nos avergüenza hasta comentarlo. Así como con el sexo, hay que tenerlo claro, lo queremos, y mucho, así que salgamos de ese clóset. En este punto nos acusarán de fatuos y materialistas, y no nos quedará otra alternativa que asumir que en efecto lo somos o escondernos tras la manida frasecita de que el dinero no da la felicidad. Decide tú y sé sincero contigo mism@ respecto al dinero. Ahora tenlo o pela bolas y sigue siendo el dignísimo hipócrita de siempre.

“Todos quieren al que gana, nadie me quiso a mí, niña linda, niña buena, ojalá fuera así, quizá ahora tenga suerte y no me duela el amor…”

Sally Bowles canta esta frase conmovida cuando Cliff le confiesa que la quiere así, tal como es, incluso embarazada de alguien que ni ella misma sabe quién es. Esa muestra de amor es algo que no muchas mujeres pueden tolerar. ¿Cómo van a quererte siendo tú misma, sin ocultar tus monumentales defectos, a pesar de ellos o incluso gracias a ellos? No es fácil comprenderlo y si estás presa de la tradición que te ha etiquetado como una mala mujer, te resultará inaceptable. En este punto, si eres una mujer que acata la moral y las buenas costumbres aunque sea de la boca para afuera, encontrarás la manera de sabotearte también el amor. Si te eres sincera lo habrás hecho más de una vez. Sería interesante que llegado este punto en nuestras vidas tuviéramos el valor de aceptar nuestras fallas y querernos por encima y gracias a ellas.

“La vida es un cabaret”

Queda entonces preguntarnos si estos personajes del Cabaret, que aplican su moral particular y que ni juzgan ni son juzgados por nadie, son felices.
Supongo que habrá algunos que sí y otros que serán, como en cualquier otra parte, víctimas ya no de la moral social sino de la propia. Nunca hay que subestimar el instinto autodestructivo del hombre.
No es un asunto fácil esto de la moral, pero tal vez podríamos pecar de triviales y llevarlo a una práctica concreta a ver si por fin la entendemos y empezamos a ejercerla sin tregua: No le hagas a otros lo que no quisieras que te hicieran a ti. Así de simple. Poder aplicar esta norma en la vida cotidiana no sería fácil, pero sería un buen comienzo.

Yo por lo pronto me anoto en eso de no juzgar sino a los jueces, y de vivir y dejar vivir.

“¡Willkomen, Bienvenue, Welcome… al Cabaret!”

6 comments:

  1. Amor! Quizás sean felices o pasan de vez en cuando por ahí… lo que me parece es que son libres aplicando su moral particular y eso es bueno particularmente! La obra excelente!

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  2. Excelente... estoy totalmente de acuerdo contigo! cuando traes la obra a Puerto La Cruz?

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  3. Estimado Luis,
    Estuve este domingo en la funcion de Cabaret, soy amante de este tipo de Obras y/o Musicales, he visto varias en Broadway, Londres, las Vegas, Madrid, Mexico y Caracas. Y de verdad luis este montaje de CABARET no tiene nada que envidiarle a cualquiera de las que he visto en el Exterior. Mil felicitaciones por la obra, no hay duda de que es digna de ser montada solo en el Teresa carreno. IMPRESIONANTE. Abrazo y saludos, Julio Jordan

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  4. Gracias Julio. Al igual que tú, he tenido la ocasión de ver teatro en las capitales del teatro munidal y estoy de acuerdo contigo. Como parte de este ambicioso proyecto me siento orgulloso de poder hacer este tipo de montajes, un acto de amor por el país. Este proyecto es una iniciativa de www.magnoproducciones.com una empresa que está empeñada en creer en Venezuela y demostrarlo con proyectos como Cabaret. Gracias de nuevo!

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  5. Hola Luis... No estoy en Venezuela asi que mi post no es sobre la obra... pero acabo de leer tu articulo... tienes razon (como siempre desde que lei tus libros y vi tu monologo ....) solo aclararia eso de que el dinero no HACE la felicidad.... pues no....el dinero LA COMPRA HECHA...
    En fin... te lo digo siempre que puedo CUANDO VIENES A MADRID??? ojala traigas tu monologo aqui... abrazos

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