Monday, April 4, 2011

El Gato (SexoSentido · Abril)


Hace un tiempo, a raíz de las manifestaciones en defensa del los derechos de un tigre albino, escribí un artículo que me valió los mensajes de odio más enardecidos que he recibido en mi vida (y miren que he recibido) por parte de algunos activistas por los derechos de los animales. Evidentemente, sumergidos en un fanatismo que probablemente los evade de sus propias vidas y problemas, no entendieron ellos entonces lo que expresaba yo en mi escrito (los fanáticos de cualquier cosa nunca podrán leerme sin odiarme, eso lo sé).
Traigo esto a colación ahora, porque mi hijo, desde que nos mudamos esta temporada a Nueva York, quiso adoptar un gato. A mí, debo advertir de antemano, me gustan mucho los animales, de modo que accedí al deseo de mi hijo y recorrimos todos los lugares que destina la ciudad a ese fin. Después de una larga búsqueda, por fin dimos con el gato ideal. Al explicarle al encargado (un voluntario por los derechos de los gatos de Manhattan) que queríamos adoptar al felino, el tipo, al que debo acotar le faltaban tres dientes, me miró condescendiente y me explicó los pasos del trámite. Debíamos llenar tres planillas, debían ellos entrevistar a todos los miembros de la familia y por último tenían que hacernos una inspección de nuestra casa. Una vez cumplidos los requisitos, evaluarían la solicitud y nos informarían de la decisión. Vaya, vaya, pensé, pero no dije nada (debo reconocer que siento algo de temor ante sujetos que van por la vida sin dientes). Los pasos se llevaron a cabo, compramos los mil y un aditamentos para que el gatito se sintiera cómodo y el personaje y su acompañante (de igual aspecto) visitaron nuestra casa (momento durante el cual me parecía escuchar el acorde tenebroso del remake de Scorsese de “Cape Fear”). Esperamos los días estipulados y por fin llegó la decisión: La solicitud fue negada. Nunca dijeron por qué, y la verdad, tampoco me atreví a preguntar. Pero como no acepto un no por respuesta, mucho menos cuando está precedido de tanta ridiculez irracional, Mimi, mi hijo y yo iniciamos una espléndida excursión al Bronx. Allí, como ya sabía yo, encontramos un montón de primorosos gatitos callejeros. Mi hijo escogió al que quiso, lo llevamos al veterinario y hoy podemos decir orgullosos que Garfield es parte de nuestra familia sin mayor complicación y sin tanta mariquera.
También hoy vuelvo a decir lo mismo que dije hace un tiempo y que tanto revuelo causó entre los radicales amantes de los animales. En primer lugar, repito, creo que todas las criaturas tienen derecho a vivir libres y a ser tratados con cariño. Aclarado este punto y considerando que en nuestro país hay cientos de miles de niños que viven en la calle y cuyos derechos humanos son violados a diario, ver la ridiculez con la que se trata la adopción de un gato me parece, por decir lo menos, ofensivo. Por último, no puedo aceptar las normativas para la defensa de los derechos de un felino que me impone un sujeto que ni siquiera es capaz de ir a un dentista. No puede haber activismo por un gato, por el medio ambiente, por la libertad o los derechos humanos si no comenzamos por nosotros mismos. A todos los activistas, mis respetos, pero por favor, seamos serios. Antes de salir a marchar, imponer normas o evaluar la capacidad de alguien para cuidar un gato, qué tal si evaluamos nuestras propias capacidades para cuidar de nosotros mismos. Antes de hacer el ridículo supervisando hogares para un gato de la calle, qué tal si dedicamos un minuto de todo ese tiempo en defender los derechos del niño que tenemos al lado. Y, por favor, antes de sonreír con superioridad, creyéndose más que los demás porque hacen activismo voluntario, señores, mírense al espejo.

5 comments:

  1. No leí ese artículo, me gustaría leerlo. Me gusta cuando dices: “los fanáticos de cualquier cosa nunca podrán leerme sin odiarme, eso lo sé” Yo te adoro!!!

    ReplyDelete
  2. Para mirar y criticar a los demás, primero deberíamos hacerlo con nosotros mismos...Lamentablemente olvidamos hacerlo muchas veces...Excelente post Luis. Saludos desde Venezuela

    ReplyDelete
  3. No creo que llegue a odiarte. Soy activista defensora de animales y el ambiente pero no me considero fanática. Mi obsesión tal vez se basa en detestar las injusticias. Si maltratas a otro ser vivo, te odiaré, pero no lo haces, así que hasta aquí estamos bien. Lucho por los derechos del niño que tengo al lado, pero ese siempre tendrá alguien que quiera ver por él; los animales no, son considerados inferiores. Mis saludos a tu hijo y a Garfield... Besos!

    ReplyDelete
  4. Mi pana Luis estoy como loco buscando comprar el libro de sexo sentido 1 y no lo consigo, el 2 y 3 si los consigo pero la primera edicion se me ha hecho muy dificil, tu que eres el hombre que lo creo me podrias ayudar en eso, te dejo mi mail por si deseas ayudarme, alicharaima@gmail.com.

    ante todo muchas gracias

    ReplyDelete