Sunday, August 7, 2011

¿Tolerancia?


Ayer, y justamente en referencia a lo que escribo en este blog, alguien colocó en el twitter una invitación a leerme seguida por una suplica de tolerancia hacia mí, pues si bien, decía el twitt, “no estamos de acuerdo en muchas cosas que dice (que digo yo) aborda temas interesantes”. Debo confesar que la solicitud de tolerancia para conmigo me enardeció y me remitió a otros escenarios similares que en estos tiempos de juicios inmediatos y pedradas instantáneas son tan comunes.
Tolerancia. Me dije en voz alta. La sola palabrita siempre me ha chocado: Uno, desde su cúmulo de privilegios, tolera la existencia de otro. Como bien dice mi amiga Rummie Quintero, mujer transexual y activista por los derechos de su colectivo, yo, la verdad, no quiero que me toleren, ni siquiera me interesa ser aceptado o querido por todo el mundo, sólo respeto es suficiente. La “correctitud” política de la tolerancia, especialmente cuando es de la boca para afuera, oculta tras ella la más hipócrita discriminación.
Recordé entonces que hace un tiempo un compañero me reclamó el por qué no defiendía yo la libertad de expresión, Tú más que nadie tendría que estar allí acompañándonos en la causa. Yo me detuve entonces y observé lo que él llamaba “la causa”. Luego, como suelo hacer antes de reaccionar, pensé. Súbitamente este compañero, que, por poner un ejemplo es un consumado padre irresponsable que ni idea tiene del paradero de sus hijos, se había convertido, en su mente y la de su grupo, por decisión propia, en paladín de mí derecho a expresarme libremente. Volví a pensar mientras intentaba encontrar algo de credibilidad en él. La libertad de expresión NO es negociable y nadie me la puede quitar, eso está claro, es mi derecho, pero dónde quedan los derechos de los hijos de este señor, el derecho a un techo, comida, educación, salud, amor. La libertad no se negocia, pero tampoco lo demás, los derechos humanos vienen en paquete y no es que defiendes uno a cambio de otro, son todos juntos. ¿Con qué moral se puede defender la libertad de expresión, o cualquier otro derecho aislado y fuera de contexto, si ni siquiera se ha sido capaz de defender y velar por los derechos esenciales que les debemos a los niños que hemos gestado? Perdón, pero para ser realmente dignos y tener algo de credibilidad, hay que comenzar por tener un mínimo de coherencia entre lo que decimos defender y lo que en la práctica hacemos.
Le respondí entonces explicándole que, por mi estilo, mi característica “expresiva” y por haber dicho siempre lo que me ha dado la real gana, yo he sufrido de primera mano el cercenamiento de mi libertad de expresión en miles de arenas públicas y privadas. He tenido que torear la censura de leyes “constitucionales” y normativas de empresas privadas para los que mi “estilo” les resulta ofensivo o censurable. Y mi amigo me preguntó entonces por qué no estaba yo en su grupo, luchando por esa causa tan suya y tan loable.
Y ahora resulta, pensé, que para defender la libertad de expresión y el resto de mis derechos debo pronunciarme, manifestarme y decir exactamente lo que él, mi compañero, que respeto pero que nunca nombraría yo líder de ninguna de mis iniciativas, y su grupo de dudosa credibilidad, deciden que es lo correcto, lo necesario. Y si no hago lo que el grupo estima urgente y correcto soy esto o aquello, el diablo encarnado, pues. No me sonaba eso a libertad de expresión en lo absoluto, me sonó mucho más a una suerte de NeoMacarthismo que obliga de manera oportunista y muy poco inteligente a pensar y actuar del mismo modo que “el grupo” para defender “la causa”. Perdón, le dije, pero yo no me inscribo en ninguna línea “única” de pensamiento o acción, nunca me ha gustado pertenecer a ningún rebaño, y aun cuando respeto profundamente toda iniciativa que se lleve a cabo para defender o decir lo que se piensa, aun cuando comparto plenamente la misma idea en esencia, defiendo además mi derecho a pronunciarme y manifestarme de la manera en que yo lo decida, no tú, mucho menos tu grupo. Eso es libertad de expresión, algo que hemos venido ejerciendo mi mujer y yo desde hace muchos años a través de nuestro trabajo, por demás público y comprobable, y en contra de todo tipo de censuras, estatales y privadas. Y en última instancia, le dije para concluir al álgido tema, yo tengo la potestad de decidir en qué grupo me retrato, y tú y tu grupete pueden tolerarlo o no, eso me tiene sin cuidado porque no ha sido la tolerancia nunca algo que haya necesitado o deseado particularmente, pero eso sí, mis decisiones y acciones, te gusten o no, me las respetas, ¡carajo!

3 comments:

  1. Siento que te amo!!! realmente.... ERES UN GENIO!!!

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  2. Luis!!!! Gracias por publicarlo aquí, recuerdo ya haber leído esto y de tus propias palabras pero no sé donde, fue ya hace algún tiempo, creo que cuando tu programa radial estaba al aire, y en una conversación hace poco lo traje a colación y moría por volverlo a leer y mira tú, chico, lo colocaste acá.
    Chapeau!

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  3. Tienes toda la razon.. Pero creo que tu si necesitas algo de tolerancia porq te estas volviendo amargado jeje besos!

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