Monday, July 25, 2011

Gerenciando el burdel


A 2 años del estreno de "A 2.50 la Cubalibre"

En uno de los primeros artículos de Sexo Sentido que escribí, hace ya más de cinco años, hacía yo un homenaje, por decirlo de alguna manera, a una soberbia puta senegalesa que cual Venus de Botticelli subsahariana guapeaba el frío invierno madrileño semidesnuda en los caminos de la Casa de Campo. Me topaba a aquel portento de mujer de lunes a viernes a eso de las siete y cuarto de la mañana en mi ruta habitual al estudio de grabaciones de una telenovela, siempre estoica ella, yo siempre de mal humor. Nunca hablamos, pero por un capricho mío que intuyo de vidas pasadas, algo de ella me era afín. Con el tiempo, analizando que podía tener en común un actor sudaca de culebrones y una africana determinada a subsistir, comprendí que efectivamente nos parecíamos más de lo que una obvia perturbación me permitía reconocer. Proveníamos de polos opuestos del planeta, era yo un privilegiado egocéntrico y ella una sobreviviente de mil hambrunas, yo pálido y de apenas un metro ochenta, ella casi de dos metros y negra a más no poder, sin embrago, a pesar de lo que parecían distancias insalvables, ninguno de los dos estábamos ejerciendo nuestra vocación. De allí su estoicismo y mi “mala leche”, concluí. Yo odiaba la horrenda telenovela en la que trabajaba probablemente casi tanto como ella el bendito parque florido, escenario de su tragedia cotidiana, y quién sabe si en la misma medida que odia usted la forma como tiene que ganarse la vida. Y usted podrá molestarse conmigo ahora y decir que por muy terrible que sea su trabajo no es comparable con el de la senegalesa, que el suyo será malo pero al menos es legal, y yo le responderé que si dejamos la hipocresía a un lado por un instante apenas, no sólo es comparable, es esencialmente idéntico, y el que el oficio más antiguo del mundo no sea del todo legal y nuestra forma de “prostituirnos” sí, no es sino la guinda que corona la doble moral a la que estamos tan acostumbrados.
Una vez asumido el hecho de que para mí, hacer telenovelas malas era lo mismo que estar semidesnudo en Casa de Campo ofreciendo polvos baratos, sentí una suerte de liberación y cobré una interesante conciencia sobre el trabajo que elegí ilusionado apenas cumplir los dieciséis. Vi clarito además que al igual que ellas, los actores no gozamos de seguridad social, no estamos realmente catalogados como profesionales “decentes” ni para la ley ni para la mayoría del público que, al igual que con las trabajadoras del sexo, se sirve de nuestro oficio, no cobramos por lo general ni horas extras ni beneficios, y por si fuera poco, una vez que se nos caen las nalgas y se nos pasa el cuarto de hora, como no terminemos adueñándonos del burdel, estamos destinados a pelar cada vez más ante una clientela caníbal (o unos "fans" de afectos mutables y frágiles) que prefiere turgencia juvenil a talento experimentado y que dicen "amarte" hasta que pasan a odiarte sin intermedios racionales.
No somos, les explicaba a las actrices protagonistas de esta obra, distintos en lo absoluto a las ficheras de un bar de la Baralt. No sólo nos parecemos, nos asemejamos incómodamente demasiado, tanto como se parece el bar al país que habitamos. 
El caso es que casi sin quererlo, mi mujer y yo, en nuestro afán indecente de adueñarnos del turbio negocio del espectáculo que protagonizamos, celebramos en breve 2 años ininterrumpidos gerenciando un burdel “teatral” titulado A 2.50 la Cubalibre, un bar con ficheras de primera que le resultarán tan familiares y célebres como perturbadoras. No serémos las más baratas ni las más sencillas, pero sí de las más eficientes en nuestro oficio, cosa que usted, ávido consumidor de gratificaciones instantáneas, no se puede perder. 
Mariángel Ruiz como La Sabrosa "conspira" con Nacarid Escalona como La Enrollada

Yo como La Caimana, en mi humilde homenaje a Amy Winehouse

Sindy Lazo como La Güevona y Erica Santiago como Selva María, haciendo lo que más les gusta en la vida: sufrir por un hombre

"A 2.50 la Cubalibre" continua de miércoles a domingo en Capital Piso 5 del Tolón. Entradas en www.tuticket.com 

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