Wednesday, February 9, 2011

Mujer de acero


Grace Steel (Gracia Acero) es el nombre de una de mis compañeras de clase. Originaria de Indiana, la zona de los Estados Unidos en la que se tiende a la derecha republicana, donde negros y homosexuales se “toleran” con correctitud política de la boca para afuera y donde se estila que las mujeres se casen cristianamente y tengan sexo sólo para procrear y acudan a misa, etc., etc.
Grace no entra dentro de esta estadística, claro está, de lo contrario no hubiera despertado en mí interés alguno.
Grace se mudo de Indiana a Nueva York apenas entrando en la adultez y se dedicó con éxito al negocio de los bienes raíces. Además, contrario a lo que se puede esperar de una “chica blanca de Indiana”, como se etiquetan, se inscribió en el taller de dirección de cine que compartimos, no porque le guste el cine, que le gusta, sino porque le interesa más hacer, que sentarse a ver lo que los demás han hecho. Así que Grace pasó a ser una de las personalidades más interesantes de la clase.
Yo, que vengo de Caracas, una ciudad tan hipócrita como Indiana, en la que se discrimina tanto o más, que fui víctima del catecismo primitivo y los prejuicios de la clase media, de inmediato tuve con Grace denominadores comunes para nuestras conversaciones. Con frecuencia, porque el tema no es exclusivo de nuestro país, las conversaciones de la clase entre materias giraban en torno a las relaciones, a las diferencias genéricas, al sexo y al amor, los temas que interesan al mundo entero, y Grace se alzó entonces entre las otras como mujer asertiva y exitosa, confiada en sus talentos y con plena certeza de lo que buscaba en un hombre. Yo escuché a mis compañeras, una, tailandesa trotamundos, la otra, neoyorkina de ascendencia peruana, explicar sus ansiedades, o tratar de hacerlo y a Grace confrontarlas con sus debilidades mujeriles y con la necesidad de ser más racionales y dar efectivamente con el objeto de sus anhelos.
Tímidamente al comienzo, luego más en confianza, solté en el exótico grupo una que otra de mis teorías sobre ustedes a ver cómo reaccionaba, ¿serían exclusiva de las venezolanas?, ¿se limitarán mis observaciones a las latinas?, ¿o acaso es posible que la cosa trascendiera lo cultural y se extendiera por el vasto laberinto de la feminidad internacional? ¿Tendría yo derecho a usar indiscriminadamente en entornos internacionales los estereotipos y lugares comunes que tanto ayudan a vernos en realidad? Grace de inmediato me dio la respuesta, batió su melena rubísima y desde la altura de los tacones que usa para mostrar los apartamentos de Manhattan a potenciales clientes me dijo, En tu pequeño país tal vez, aquí no.
Muy bien, pensé, no tiene caso decirle que su condescendencia norteamericana sobra, que le estoy notando la tensión de labios de la que hace mucho no tira, eso hubiera sido sexista y pretendía mantemnerme, raro en mí, dentro de lo políticamente correcto. Sin embargo, reaccionar de mi modo habitual y entrar en disputas bizantinas con una chica blanca de Indiana me pareció de pronto un sinsentido, sobre todo tomando en cuenta que debíamos compartir el largo trimestre. Podía al final salir el latino herido, o algo, y mi seguro no cubría ataques internacionales, de modo que desistí de mi atractiva misión.
El sábado pasado terminamos el arduo taller intensivo y después de exhibir nuestros cortometrajes decidimos tomarnos algo para celebrar. El grupo charló de las películas, del futuro, de las expectativas reales y ficticias, de las cosas que normalmente se hablan en grupos cuando los ciclos terminan. Intercambiamos correos como si fuera cierto eso de que vamos a mantenernos en contacto, aunque siempre con el toque amargo de la despedida, y por supuesto, después de varios “Greyhounds”, como llaman ellos al vodka con jugo de toronja, se comenzó a hablar de lo verdaderamente importante, del sexo, las relaciones y el amor.
Nos conocíamos lo suficiente como para hablar sin muchos tapujos y además era poco probable que nuestros caminos se volvieran a cruzar, por lo que el grupo tomo de pronto el tono de complicidad secreta del polvo que se podría tener en una ciudad en la que se está de tránsito, digamos, con una aeromoza con la que se ha compartido un largo vuelo y a la que nunca volveremos a ver porque parte en unas horas para Beijing.
Grace, ya prendida, admitió que no tenía novio, que hacía más de un año que no tenía una relación, ni nada que se le pareciera, y que estaba ávida de dar con un hombre con el que por fin pudiera tener algo serio. Yo le pedí que me definiera “serio” y le pregunté a qué atribuía ella el lapso tan prolongado. La evolucionada chica blanca de Indiana respondió sin defensas que no había hombre que le diera la talla, o algo así, lo de siempre en versión gringa con acento “midwestern”. Yo me aventuré y le pregunté entonces si sinceramente lo que ella quería no era, por ejemplo, un hombre que se le parara al frente y le dijera que se callara la boca un momento y que se quedara tranquila, que no tenía que hacer nada porque él se ocuparía de resolver y, sobre todo, uno que le dijera lo que tenía que hacer para ser feliz. Ella me miró un instante y luego me dijo, Eso es exactamente lo que necesito.
Razón tenía, pensé aliviado: la cosa es universal.

3 comments:

  1. jaja tu ego latino se dió por servido

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  2. me encanta pero como decir no si es totalmente cierto!! luifer!! eres maravilloso para mi seria un placer conocerte lastima q estes tan lejos pero todo lo q e leido en este blog me hace crecer y no sentirme tan sola...no soy como otras faanaticas q solo quieren verte y ya me gustaria poder conversar y poder aprender de un hombre como tu a ser una veradera mujer claro si me vieras pensarias q es solo una niñeria de una venezolana loquita q cayo por casualidad en tu blog!! un beso y disfruta mucho new york q es una ciudad fantastica apesar de todo!!

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  3. jajaja que buen final... sera un chip que nos implantan? sin distinción de cultura ni religión ni raza? pensaba que era culpa de Disney pero seria bueno que investigaras en lugares como África o alguna tribu indígena a ver si ellas piensan igual o son mas "relajadas"...

    Saludos desde el pequeño país... Éxito!!!!

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